Ana Botella


"Cuando yo gobierne bajará el paro".

Mariano Rajoy. 10 Enero 2010

miércoles, 10 de octubre de 2012

El Arte de La Peineta


Estimados conciudadanos, a reiterada petición de mi conciudadano , director de tráfico del PHR (Partido Heterosexual de Román) os voy a hablar del arte de la peineta, un gesto ancestral y efectivo que nada tiene que ver con el adorno que algunas mujeres (mas o menos orteras) se ponen en la cabeza.




Como vamos a ver, los orígenes de uno de los insultos más populares (levantar el dedo corazón con el puño cerrado, y no precisamente para enseñar el anillo) se remontan a las antiguas Grecia y Roma.





La peineta, por ejemplo la que el expresidente Chema le dedicó en Oviedo a los estudiantes que le abuchearon (levantar de forma obscena el dedo corazón manteniendo la mano cerrada con el revés hacia afuera) es uno de los gestos de insulto más frecuentes en nuestros días y, sin embargo, su origen se remonta a la antigua Grecia.




En la obra «Las nubes» de Aristófanes, en el 423 antes de Cristo, el dramaturgo mostró su animadversión hacia Sócrates. Esta comedia cae en manos de un cateto y así es como se da a conocer la existencia de los versos dáctilos que explica el poeta. El griego de Los Palacios piensa que al hablar de" dáctilo Sócrates" se refería a dedo, así que levanta el dedo corazón y pregunta: «¿éste tal vez?».  La cosa es que gracias a este cateto, el gesto se extendió rápido como sinónimo de zafiedad.



Y de Grecia a Roma. Se dice que el emperador Calígula tenía predilección por este gesto como modo de humillar a sus súbditos. Además, en la Antigüedad la peineta tenía otro uso que no ha pervivido en el tiempo: se utilizaba para alejar el mal de ojo. La explicación está en la imitación que el gesto hace del cipote, al que se le atribuía poder para alejar esta especie de maldiciones. Los amuletos en forma de bocadillo de polla sin pan eran de lo más frecuente.


Pero los poderes mágicos del gesto no han llegado hasta nuestros días. Cuando a Nacho Vidal le toque el euromillón lo mismo me retracto de esta afirmación.



El dedo corazón también dio mucho que hablar en la Guerra de los Cien Años, que enfrentó a Inglaterra y Francia entre 1337 y 1453. Mi "conseillere"  atribuye el origen del gesto a este pasaje histórico. Según cuenta,  en la batalla de Agincourt los franceses se habían propuesto cortar el dedo corazón a todo arquero inglés que lograsen capturar, así los arqueros mutilados de poco servirían en la batalla. Cuando la batalla comenzó a decantarse a favor de los ingleses, los arqueros comenzaron a enseñar su dedo corazón a los franceses como burla.

En España es más habitual referirse al gesto obsceno de enseñar el dedo corazón como un corte de mangas, en el que intervienen los dos brazos, uno cortando al otro a la altura del codo: la mano cae sobre la parte interior del codo contrario. Y en este punto es dónde entramos en, como diría Rajoy, un "debate nominalista" sobre si son la misma cosa (rescate y línea de crédito, por ejemplo).




 Hace unos quince años se encargó de dejar bien clarita la diferencia el ex seleccionador nacional de fútbol, y un auténtico fenómeno acreedor de todos mis respetos, Luis Aragonés. Cuando era técnico del Atlético de Madrid se le escapó una peineta para mostrar su desacuerdo con la sanción de un partido de suspensión que le impuso José Javier Forcén, juez único del Comité de Competición.



Todo parece indicar que a los muchos méritos de Luis Aragonés ha de sumarse ahora el de introducir en la lengua castellana un error que ha acabado por convertirse en costumbre y, por lo tanto, en expresión admitida y usada por el común de los hablantes. El llamado «Sabio de Hortaleza» o también «Zapatones» no sólo consiguió la Eurocopa con la selección española de fútbol, sino que atesora una trayectoria importante como teórico de la literatura y, ahora, como lingüista.



Antes de ahondar en su teoría, quisiera remarcar la credibilidad que me merece un señor que ha llegado a afirmar que  «No es bueno leer demasiado. Yo tenía un amigo que se puso a leer a Kafka, y se volvió maricón».  Hay muchos ejemplos más, pero con este yo creo que es de sobra para saber que lo que diga Don Luis Aragonés lo elevo a definitivo sin necesidad de contrastarlo.



Al castigarle el Comité de Competición, Don Luis teorizó ante los periodistas : «No tiene nada que ver una "peineta", que es lo que yo he hecho, con un corte de mangas. Lo primero es un gesto típico español, y lo segundo, una ofensa». Y no se equivoca Don Luis Aragonés al considerar «gesto típico español» extender «el dedo impúdico» Acierta al crear el neologismo «peineta» y engrandencer así el acervo léxico español. Un fenómeno, el ex entrenador : fútbol, literatura, lingüística, nada le es ajeno.

Y tiene razón en cuanto a que el gesto es toda una institución nacional.


 Los siempre me dirán que le salió sin querer... y que el elefante se murió de anginas de pecho. Los de siempre....

«Hacer la peineta» no cuenta con tradición escrita en castellano hasta la irrupción del lexicógrafo Aragonés y de los periodistas que lo fijaron en los diarios. Al mostrar el dedo corazón extendido, «se expresa alguna burla infamante», como nos sigue enseñando el santo medieval antes citado-

Pero tenía razón Luis Aragonés en que el no había hecho un "corte de mangas", sino un gesto típico español.  El porqué de los dichos. La acción de Luis Aragonés hacia el colegiado se llamaba en español «hacer una peseta»,  no «corte de mangas» .

¿Por qué se decía «hacer la peseta»? Véase una peseta columnaria, de las que valen cinco reales; repárese la disposición en que están figurados en el reverso y la columna de Gades, y se notará que medianamente semeja la mano en actitud sobredicha». He aquí la explicación del dicho.






 Y esto se lo dedico, como diría el pizzero de Mallorca; a mi amigo el gordito de Andy y Lucas.

Pablo el Balas. (k) (k) (k)

PD: Para el que no le guste mi blog....




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